América del Sur – Finales de agosto – Cuando el calendario marca los últimos días de agosto, una tradición que mezcla fe, historia y meteorología revive en buena parte del Cono Sur: la conocida Tormenta de Santa Rosa.
1. El origen mítico de la tormenta
La leyenda se remonta a 1615, en el Virreinato del Perú. Ante el inminente ataque de una flota de corsarios neerlandeses al puerto del Callao, Isabel Flores de Oliva, futura Santa Rosa de Lima, reunió a varias mujeres para rezar en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. La tradición relata que, tras sus plegarias, se desató una tormenta tan intensa que disuadió a los agresores y salvó la ciudad. Este suceso increíble alimentó el mito que aún hoy perdura.
2. ¿Por qué se asocia con ella el fenómeno climático?
Santa Rosa fue canonizada en 1671, convirtiéndose en la primera santa de América, y su figura fue venerada en muchos países del continente. La coincidencia de su festividad (30 de agosto en algunos sitios, 23 en otros tras ajustes litúrgicos) con lluvias inusuales en esa época reforzó la creencia.
3. La realidad del fenómeno (ciencia frente al mito)
Diversos estudios meteorológicos indican que no hay una tormenta fija en esa fecha. Lo que sí sucede es que entre el 25 de agosto y el 4 de septiembre, la atmósfera se vuelve más inestable: el invierno empieza a ceder terreno, mientras que llega aire cálido y húmedo del norte; esta combinación genera condiciones propicias para tormentas convectivas.
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En Buenos Aires, por ejemplo, análisis del Servicio Meteorológico Nacional y del Observatorio Villa Ortúzar muestran que, entre 1906 y 2023, se registraron tormentas en ese periodo en 56–67 % de los casos. Aun así, la intensidad no siempre es excepcional, y solo en una minoría se dieron eventos realmente fuerte
4. Datos y ejemplos históricos
Las lluvias históricas registradas durante este periodo muestran acumulados significativos: entre 1861 y 2003, hubo años con precipitaciones que superaron los 90 mm en torno al 30 de agosto, aunque esto no ocurre todos los años.
5. ¿Dónde es más común esta creencia?
La leyenda tiene mayor arraigo en Argentina, Uruguay, Paraguay, sur de Brasil y ciertas zonas de Perú. Es especialmente fuerte en las provincias pampeanas, Mesopotamia argentina y en Montevideo. Sus territorios, donde en primavera el clima es típicamente inestable, refuerzan el mito.
6. Interpretaciones contemporáneas
Para muchos, esta tormenta es “la primera del año”, evocando el cambio de ciclo estacional. Sin embargo, meteorólogos como Matías Reinoso (SMN) destacan que no hay evidencia de que estas lluvias sean más intensas que otras del año, y que el fenómeno es más bien una coincidencia climatológica con fuerte carga cultural.
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7. Fe, folclore e identidad regional
Más que una simple tormenta, este fenómeno meteorológico es un símbolo cultural que une generaciones: una creencia compartida que promueve la unión entre lo espiritual y lo cotidiano, y que demuestra cómo el clima puede convertirse en parte del sentir colectivo.